Bienvenidos

Hace tiempo que las personas han estado obsesionadas en conocer todos los secretos del espacio exterior. Se han gastado miles de millones de dólares en tratar de llegar a los lugares más reconditos del universo. Sin embargo, aun no conocemos los secretos que guardan las profundidades del mar.
Esto no es simplemente cuestión de ciencia o de presupuestos de egresos de gobierno. Es una cuestión de cambio de paradigma. Debemos dejar de ver las cosas como las ven los demás, pero sobre todo, dejar de ver las cosas que ven la mayoría.
Adéntrate en un mundo que rompe los paradigmas y juntos observemos el fondo del mar.

viernes, 20 de febrero de 2009

Brevísimo análisis.

Debo confesarle, aunque es costoso admitirlo, que yo no sé apreciar el arte en los poemas. Sin embargo, por ahora, sólo me dedico a intentar comprenderlos, muchas veces sin llegar al éxito. Afortunadamente, tengo la oportunidad de codearme con personas de un gran nivel cultural, social y ético, que han dedicado su vida entera a la literatura y en especial a la poesía, como lo es el Maestro Afhit Hernández.

El siguiente, brevísimo análisis, es de autoría de mi Maestro, el cual se realizó en una clase sobre como análizar poesía. A pesar de su corta extensión y superficial análisis, nos demuestra la brillantez del poema y de los porqués se debe, por lo menos en este caso, considerar como obra de arte. Sin más, le invito a leer el poema, meditar sobre él y luego entonces, revisar el brevísimo análisis.
En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?

En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento
y no mi entendimiento en las bellezas?

Yo no estimo tesoros ni riquezas;
y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi pensamiento
que no mi pensamiento en las riquezas.

Y no estimo hermosura que, vencida,
es despojo civil de las edades,
ni riqueza me agrada fementida,

teniendo por mejor, en mis verdades,
consumir vanidades de la vida
que consumir la vida en vanidades.

Sor Juana Inés de la Cruz


En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas? Brevísimo análisis.

Este poema escrito por Sor Juana, gran poeta del barroco mexicano, es un soneto, pues sus estrofas son dos cuartetos y dos tercetos de versos undecasílabas de rima consonante de orden ABBA en los cuartetos, (es decir, rima abrazada o cabalgada); y de orden CEC ECE (es decir cruzadas), en los tercetos.

En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento
y no mi entendimiento en las bellezas?

Inicia con una personificación o proposopeya del Mundo, poniéndolo con mayúsculas para representar el agobio social que la persigue, que le repite a cada paso qué se espera de ella. En el barroco se caracterizan los lujos y detalles rebuscados, elementos por más de la vanidad y la perfección y el retruécano del final del primer cuarteto señala precisamente cuales son los intereses de Sor Juana: cultivar y enriquecer el intelecto y no su belleza física.
Además el hipérbaton (En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?) inicial señala varias cosas: primero un lenguaje fuera de lo común que deja en evidencia una brillantez rebuscada y compleja. Segundo, el hipérbaton encierra la palabra “Mundo” y le otorga así un lugar central, como si quisiera enfatizarlo. Tercero, al terminar con una pregunta retórica causa suspenso al lector.

¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento
y no entendimiento en las bellezas?


El uso recurrente de la terminación “e-o”, nos remite a un ritmo y una musicalidad que repetirá en todo el poema.
El segundo cuarteto (Yo no estimo tesoros ni riquezas;) inicia con una sinonimia para hacer énfasis en las riquezas y en su falsedad. Asimismo reitera claramente su rechazo por aquellas cosas superficiales tan valoradas en su época y aún en la actualidad.
Con el segundo retruécano del final del segundo cuarteto (poner riquezas en mi pensamiento que no ni pensamiento en las riquezas) reafirma su inteligencia, el juego de palabras demuestra su capacidad mental y la riqueza que habita en su pensamiento, así no sólo lo dice, sino lo demuestra y lo señala.
El terceto primero demuestra que para ella, la belleza es efímera y esporádica y que más tarde será “despojo civil de las edades”. Despojo, pues, es un residuo que se puede perder o que no pertenece a nadie. Civil, porque se refiere a una norma social, y porque no es natural sino impuesta. Civil entonces es sinónimo de artificial; de las edades porque con el tiempo todo se acaba.
Otra vez vuelve la idea de que la riqueza es falsa, superficial y lo enfatiza con el “fementida”. El calambur de fementida puede leerse “fe mentida”, y reitera la idea de que la riqueza puede causar fe pero esa fe miente. Otro calambur señala con “no es timo”, que la verdad parece mentira y ratifica este sentido que señala un ambiente lleno e mentiras verdaderas o verdades que parecen mentiras, desmintiendo la idea del barroco que se supone que buscaba la verdad y la perfección.
El uso de la aliteración “v” nos recuerda el balbuceo, este balbuceo premeditado nos señala que quiere volver a ese estado natural lejos de la civilización que considera falsa y de la perfección que el barroco señala, siendo así un alma que busca un equilibrio imposible.

martes, 17 de febrero de 2009

¿Desde cuando existen los mexicanos?


Se ha preguntado: ¿desde cuando existen los mexicanos? Podríamos empezar a decir fechas o quizás épocas en la historia de nuestro país pero sin llegar a ningún acuerdo en común.

Un historiador mexicano llamado Edmundo O'Gorman desarrolló una tesis donde señala las características necesarias para que exista un país y por ende una identidad nacional. Un territorio, una religión y el idioma son pues, las características que tiene que tener una sociedad para poder llarmarse país.

Por lo tanto, siguiento la lógica anterior: ¿desde cuando existen pues, los mexicanos?

Hagamos un viaje en la historia. Hernán Cortés llegó al territorio que hoy ocupa el país de México allá por inicios de 1500. Se encontró con un territorio dividido, con un sin fin de religiones que se practicaban por todos los pueblos y con lenguajes distintos.
Y vuelvo con otra pregunta: ¿había entonces mexicanos antes de los españoles? Respuesta según Edmundo O'Gorman: no.
Los españoles nos dejaron, entre otras cosas, un territorio unificado, una religión obligatoria y un idioma nacional. De buena o mala manera, hicieron de todo eso que existía en el territorio que hoy ocupa México, un verdadero país. Lo aceptemos o no, México y los mexicanos somos fruto de la conquista española.

¿Se los debemos de agradecer?