Bienvenidos

Hace tiempo que las personas han estado obsesionadas en conocer todos los secretos del espacio exterior. Se han gastado miles de millones de dólares en tratar de llegar a los lugares más reconditos del universo. Sin embargo, aun no conocemos los secretos que guardan las profundidades del mar.
Esto no es simplemente cuestión de ciencia o de presupuestos de egresos de gobierno. Es una cuestión de cambio de paradigma. Debemos dejar de ver las cosas como las ven los demás, pero sobre todo, dejar de ver las cosas que ven la mayoría.
Adéntrate en un mundo que rompe los paradigmas y juntos observemos el fondo del mar.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Elmo VS El Santo

Quién no conoce a Elmo, Abelardo, Beto o al monstruo come galletas. Mínimo los hemos visto alguna vez por televisión, en juguetes del supermercado e incluso han sido protagonistas de algunos chistes del comediante mexicano Polo Polo. Algunos más que otros, los personajes de Plaza Sésamo son muy divertidos, curiosos, carismáticos, tiernos y entretenidos… y manipuladores. Gracias a ese tipo de programas, solemos y pretendemos ser como aquellos estadounidenses, bien parecidos y con dólares en la bolsa.

Google, el buscador más utilizado en el mundo, modifica su logotipo según un acontecer internacional. Por ejemplo, México resaltó con el día de muertos, a la par que en el aniversario luctuoso de Gandhi y claro, la celebración del cuarenta aniversario de Plaza Sésamo.

Cuántos de nosotros no quisimos asistir a una escuela con casilleros para guardar nuestras cosas o contar con comedores gratuitos, juntarnos con los más populares, reírnos de las guapas porristas sonsas, divertirnos con los deportistas, burlarnos de los nerds y de otros menos afortunados. Y si, todo eso lo veíamos en aquellas series estadounidenses. Todo está muy bien estudiado. Teóricos, como Adorno y Horkheimer, criticaron ese fenómeno entre las décadas de los cuarenta y setenta y para su estudio lo denominaron: el imperialismo cultural.

Antes, para conquistar un territorio o un país, o lo que fuera, era necesario utilizar la fuerza y la imposición militar. En la época de las grandes conquistas, uno se volvía romano, más que por convicción, por temor a la espada. Hoy las conquistas se dan por otros medios, ya no se necesita salir del territorio para conquistar otro. Basta una lluvia de mensajes continuas por medios masivos para lograr la conquista de un país.

Los que crecimos viendo programas como el de Plaza Sésamo y otros tantos de la compañía Disney, consideramos a los estadounidenses como una cultura superior, moderna y con muchos beneficios. Lo anterior perjudica seriamente al nacionalismo mexicano. Actualmente, sólo se es mexicano cuando juega la selección mexicana o se da el grito de independencia. Se vuelve común, el ver banderas extranjeras portándose con orgullo en rutas, taxis y ropa. E incluso, se justifica y se hace necesaria la migración hacia los Estados Unidos.

Nuestros jóvenes se van al extranjero renegando de su patria y añorando pertenecer a otra. La solución, en medio de la globalización, no es apagar la televisión y desconectarse del internet, diría que es casi imposible. Sin embargo, no es imposible retomar aquellas características del mexicano como la creatividad y el ingenio; además de inculcar a nuestros jóvenes, aquellas tradiciones olvidadas, como el Día de Muertos, los Reyes Magos, las ferias tradicionales y por supuesto, a nuestros héroes, incluyendo aquellos vivos: ilustres personajes de la lucha libre mexicana.

Las cosas anteriores nos identifican y nos hacen mexicanos. Menciono las más comunes. Y si me preguntan, para mi es mejor que mis hijos conozcan al Santo y no a Elmo; que practiquen el poner ofrendas en vez de festejar el Hallowen; que le pidan sus juguetes a los Reyes Magos en vez de a Santa Claus; que acepten y se enorgullezcan de ser mexicanos, en vez de añorar aquel incierto sueño americano.

1 comentario:

  1. Lo aplaudo, como siempre. Su crítica final hacia el sueño americano me parece justa e inteligente. Sólo que, creo, debe esperarse para tener hijos.

    Qué bueno que al final dejó un sitio para colgar sus comentarios. Debo decirle que le agradezco al azar tenerlo como alumno. Presencié un crecimiento extraordinario. Hace falta mucho más que aprender, claro. Nunca es suficiente, no se confíe. No dejé de estudiar, de prepararse nunca.

    Lo respeto mucho, colega.

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